El padre de Familia
“Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies, y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá. Fue, pues, con él.”
Marcos 5.22-24
Este hombre de nombre Jairo, uno de los principales de la sinagoga*, Vino en busca de Jesús, su corazón de padre angustiado por la grave enfermedad de su hija fue movido a levantarse y actuar a favor de ella y podemos notar en este hombre, tres aspectos de un corazón contrito y humillado, al cual Dios nunca rechaza; Salmo 51:17. Estos tres aspectos son: Vino, Se postró y rogó.
1. Vino. Jairo vino, dejó a su hija por un momento para buscar a Jesús. De esto podemos aprender como padres; Cuántos de nosotros, cuando las situaciones con nuestros hijos se salen de nuestro control, en lugar de buscar primero y antes que nada al Señor Jesús, preferimos seguir buscando soluciones humanas que no logran cambiar nada y perdemos tiempo valioso que puede ser usado, igual que lo hizo Jairo, en buscar al Señor. ¿Cuántas veces hemos oído del Señor “Venid a mi”? (Mateo 11:28; Filip. 4:8; Lament. 2:8) y muy a pesar de ello, no lo hacemos. Cuanta tristeza, dolor, angustia y vergüenzas, nos fueran evitadas y en su lugar cuanta paz, bendición y victorias obtendríamos si tan solo siguiéramos el ejemplo de este padre. Si la situación que actualmente vives con tus hijos, no es la mejor y está lejos de ser la que el Señor quiere para ellos, ve, busca al Señor, no lo pienses mas y solo hazlo; Pero no lo hagas de cualquier manera. Miremos a Jairo nuevamente…
2. Se postró. Jairo dejó su orgullo a un lado, y sin importar el qué dirán de la multitud que rodeaba a Jesús, se postró. Para Jairo fue solo verlo; eso fue suficiente para, sin mediar palabra, caer a sus pies. Era Jesús y para Jairo, fue suficiente razón para inclinarse con respeto a sus pies. Así mismo nadie debe intervenir ni interponerse; no debemos permitir que nadie impida postrarnos a los pies de Jesús. Nada puede compararse, nada puede ser mejor que esto, pues es en esta actitud y en este lugar es donde podemos escuchar su voz, diciendo “No temas” Marcos 5:36. Es en esta posición, que podemos ver sus pies, pies hermosos en caminos santos sobre la tierra, pies del hombre y siervo que siempre eran dirigidos por su corazón amoroso; Amaba a Dios y sus obras no eran sus obras, eran de su Padre, Juan 14:10; El anduvo haciendo bienes y sanando Hechos 10:38: El mismo lo manifestó al iniciar su ministerio público; “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año de agradable del señor. (Lucas 4:18-19). Si, tal como Jairo, nos postramos a los pies de Jesús, su gloria brillará, su luz nos iluminará, su voz nos hablará, su Paz nos llenará y su misericordia se manifestará para su propia gloria y nuestra bendición; El sabrá responder, él sabrá obrar, así como el salmista podía decir:“Yo sé que Jehová tomará a su cargo la causa del afligido, Y el derecho de los necesitados” (Salmo 140:12); Así el nos inundará con su amor. No nos dejemos arrebatar ese bendito privilegio, vayamos a sus pies.
3. Rogó. Jairo expresó con claridad y sencillez lo que turbaba su corazón, y de esta manera derramó su corazón delante del Señor. Reconoció de esta manera que solo El, Jesús, tenía el poder y la autoridad para sanar a su hija de doce años, Salvarla y darle vida. Jairo presentó su hija a Jesús, el mismo que dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; Porque de los tales es el reino de Dios… Y tomándolos en los brazos poniendo las manos sobre ellos, los bendecía” (Marcos 10:14 y 16). Rogar, suplicar, clamar por su hija a Jesús, fue lo más sabio que pudo hacer este padre. Esto precisamente es agradable a El. Esto es lo que él pide de nosotros los padres, Esto mueve su corazón de amor, que tiene una especial simpatía por los niños. El Señor Jesús responde todas nuestras oraciones por nuestros hijos, y como vemos en esta historia de Jairo, él mismo, los toma de la mano, los levanta, los sana, los bendice y nos los entrega para que hagamos nuestra parte, alimentarlos. (Marcos 5:41-43). Pero no solo obra a favor de ellos, él corazón amoroso de Jesús el Señor, consuela el corazón del padre que le busca y aunque parezca que todo está perdido, el se hace real y presente diciéndo “No temas, cree solamente” Marcos 5:36; Aunque otros digan, que ya no se puede hacer nada, como lo hicieron con Jairo los que estaban en su propia casa. Si rogamos por nuestros hijos, sin importar la situación en la que se encuentren, el solo nos pide dos cosas :
a. No temas. No hay lugar a temer, es él quien habla y su voz es poderosa; “Por la palabra del señor, fueron hechos los cielos” (Salmo 33:6); Y además,
b. cree solamente; solamente creer. Cree lo que te dice, cree que él lo puede todo; cree que él te respondió desde el momento en que clamaste. Cree que él viene en camino y va en busca de tu hija, o tu hijo, o tus hijos, cualquiera sea tu situación, El va en tu ayuda y entretanto, no temas, cree solamente.
Fue precisamente a este divino Hombre, perfecto hombre, Hombre y Dios, Dios y hombre, tierno con los niños, misericordioso con los padres, dispuesto a responder al clamor y a la fe, al corazón humilde y a quien reconoce en él, al que puede Salvar, sanar y dar vida; a éste Jesús glorioso, fue a quien acudió este padre de familia. El mismo a quien podemos acudir siempre, para encontrar la misma respuesta que recibió Jairo, porque “Jesucristo es el mismo, ayer y hoy y por los siglos” (Hebreos 13:8). ¿Qué estás viendo en El? Míralo tal como es y nunca más sentirás que no puedes, o que está todo perdido, porque él es todo suficiente. El es Jesús.
*SINAGOGA: Lugar que frecuentaba Jesús y en donde enseñaba y también sanó algunos, según Lucas 4:16 y Marcos 21-26; 3:1-6
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