El amor que sobrepasa todo entendimiento.
“Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor
Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,
para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con
poder en el hombre interior por su Espíritu; para que
habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y
cimentados en amor, seáis plenamente capaces de
comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la
profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo,
que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de
Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las
cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder
que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en
Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.” Efesios
3:14-21
Hay en este pasaje cuatro
peticiones que Pablo hace por los Efesios, enfoquémonos en una en particular,
la tercera: Conocer el Amor de Dios. ¿Cómo medir lo inmensurable? ¿Cómo conocer
aquello que sobrepasa todo entendimiento?
Pablo da tres medidas que nos
permiten tener una idea de la medida del amor del Señor, dice primeramente “cuál
sea la anchura”. ¿Qué tan ancho es el amor de Cristo? Es tan ancho que sus
brazos extendidos en la cruz alcanzan a toda la humanidad, es tan ancho que
cualquier pecador que, sin importar su condición, se acerque a Cristo y crea en
Él y en su obra puede ser salvo, es tan ancho que nos
abarca a todos nosotros.
Luego dice “la longitud”. Si
podemos mirar esa longitud en términos de tiempo vemos que es un amor tan largo
que va desde la eternidad y hasta la eternidad, antes de crear el universo Dios
había pensado en nosotros, y Cristo ya había planeado venir a salvarnos, Dios
nos tenía en su pensamiento desde la eternidad y desde entonces nos amó, nos
ama y nos amará. Su amor se proyecta hacia la eternidad, a quienes creen en su
Hijo les ha prometido vida eterna y estar con Cristo para siempre. Hay algo a
lo cual la mayoría de las cosas en este mundo no pueden resistir y es al
tiempo, destruye y carcome todo, pero el amor de Dios no mengua con el tiempo,
desde la eternidad y hasta la eternidad nos amará igual.
La siguiente ‘medida’ es “la
profundidad”, nadie descendió más profundo que Cristo, “siendo en forma de
Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se
despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y
estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz.” El descendió hasta lo más bajo, para
rescatar a seres como nosotros, se humilló hasta lo máximo, nadie jamás podrá
humillarse más, y su amor es asi de profundo, no hay nada que sea más profundo
que esto. Betsy Ten Boom decía que no hay ningún hueco tan oscuro y tan
profundo a donde no pueda penetrar el amor de Dios, cuánta razón tenía.
Y por último tenemos “la altura”,
dice el Salmista que “como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció
su misericordia sobre los que le temen.” (Salmos 103:11). Ese amor es tan alto
y tan sublime, que no solo descendió hasta nosotros, sino que nos llevó al
trono mismo de Dios, ese amor magnífico nos lleva a la presencia del padre, a
pecadores indignos como nosotros, es tan alto que la altura de los cielos sobre
la tierra parece quedarse corto, es como si los años luz (medida astronómica
que equivale casi a 9 billones y medio de kilómetros) se quedaran pequeñitos y
fueran insuficientes para medir ese amor.
Entonces podemos ver el amor del
Señor, esplendoroso y hermoso, opacando todas las superfluas y vanales cosas de
este mundo temporal. Pero el Apóstol no solo menciona estas dimensiones, va más
allá y añade en el versículo 20 que Dios hace todas las cosas “mucho más
abundantemente de lo que pedimos o entendemos”. Es decir que la magnitud,
excelencia y hermosura que acabamos de contemplar en realidad es como un
destello de su amor, porque su amor sobrepasa nuestro entendimiento. Pareciera
que Dios dijera algo como esto: Les muestro estas dimensiones de mi amor para
que lo contemplen y se den cuenta de que los amo muchísimo más de lo que
ustedes pueden siquiera imaginar.
Un autor decía con respecto a
estos versículos: Dios es muy bueno y nosotros demasiado pequeños como para
poder contener todas sus bendiciones. Y no pudo expresarlo mejor, somos
demasiado pequeños para entender un amor tan grande, pero mejor aún, no tenemos
que entenderlo para disfrutar de él, solo tenemos que creer y disfrutar de ese perfecto
amor y de todo lo que por amor Dios nos da. Al contemplar esto solo podemos
sumarnos a la exclamación final de Pablo y decir: “a él sea gloria en la
iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos.
Amén.” Si, sea la gloria por siempre al Señor por ese amor tan perfecto y
magnífico que no podemos dimensionar.
Amigo lector, contemple ese
magnífico amor que Dios tiene por usted, en este momento dónde y cómo sea que
usted esté Dios le ama con este amor. Usted solo tiene que creer en Cristo,
reconocerse pecador y aceptar la obra que Él hizo a su favor, aproveche este
don de amor divino y empiece a disfrutar del amor del Señor que sobrepasa todo
entendimiento.
El Hogar Cristiano "INTRODUCCION" continuación
La familia Cristiana
La familia Cristiana, en la cual uno o ambos esposos pertenecen al Señor, es infinitamente mas que un bendito refugio contra el mal. Es un sagrado refugio donde Dios y el Señor Jesucristo son reconocidos y donde el Espíritu dirige, donde la palabra brilla como la lámpara de la casa y donde el evangelio, continuamente considerado, señala el camino al cielo a todos los que allí viven.
Alguien dijo: "Es el centro de dulces afectos donde el corazón, instruido en los vínculos que Dios mismo ha formado (Esposos, Padres-Hijos, Hermanos); al gozar de estos afectos, se ve preservado de las pasiones y de la voluntad propia. en este ambiente, si se cultiva, existe un poder, que a pesar del pecado y del desorden, despierta la conciencia y activa el corazón, guardándolo el mal y de la influencia directa de satanás.
A pesar del pecado que ha entrado en el mundo, si el Señor Jesús ocupa el primer lugar en las relaciones familiares, esto permite que la naturaleza y la vida divina se manifiesten con poder y que las virtudes de Cristo como la mansedumbre, ternura, ayuda mutua y abnegación, sean tan reales que se puedan vivir con una mayor profundidad, que la que pudieron llegar a experimentar Adán y Eva en el eden, en su estado de inocencia. (Génesis 2:7-15).
En el hogar Cristiano se identifican las siguientes características:
- El Señor Jesús tiene la preeminencia. (Colosenses 1:18)
- Cada miembro de la familia vive y obra conforme el propósito y la voluntad de Dios.
- El amor de Dios, que ha sido derramado en los corazones, abunda y gobierna. (Romanos 5:8)
- La palabra de Dios es leída y obedecida. (Santiago 1:22-25)
- La oración y la alabanza son parte del día a día. (1 Tesalonicenses 5:17; Efesios 5:19)
Cuando todo alrededor esté en tinieblas, cada verdadero hogar cristiano refleja algo de aquel hogar celestial hacia el cual estamos viajando, la Casa del Padre.
Continuará...
Príncipe de Paz
Paz, muchas personas buscan paz, las
naciones buscan paz, y buscan siempre en los lugares equivocados pues el mundo
nunca puede ofrecer una paz verdadera, Jesús dijo: “La paz os dejo, mi paz os
doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga
miedo.” (Juan 14:27) Si ahí está la fuente, dice también en Efesios 2:14 “Él es
nuestra paz.” Y luego de resucitar Cristo dijo a sus discípulos: “Paz a
vosotros.” (Juan 20:19) Ésta es una paz que vino del cielo a la tierra, no de
nosotros hacia Dios sino de Dios hacia nosotros, Dios, el Santo, el Justo el
Creador quiso hacer paz con nosotros.
Pero esa paz solamente fue posible por su Hijo anunciado antes por medio del profeta Isaías: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, PRÍNCIPE DE PAZ.” (Isaías 9:6 énfasis añadido). Dios haciendo la paz con los hombres por medio de Cristo, es por eso que cuando Jesús nació los ángeles en el cielo cantaron “¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” La paz venía al mundo. ¡Cristo es nuestra paz! Es realmente magnífico que Dios quisiera hacer paz con nosotros, y es precioso tener la seguridad de que si estamos en Cristo tenemos paz con Dios, ya que Cristo hizo posible esa paz en la cruz.
Si fue la cruz el precio de nuestra paz: “el castigo de nuestra paz fue sobre él” (Isaías 53:5) “haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.” (Colosenses 1:20). Y es por Cristo, por su obra perfecta en la cruz que podemos también en este mundo disfrutar de esa paz que sobrepasa todo entendimiento, en Jesús hay una paz firme y segura, así como es Él.
Amigo lector, si usted aún no está en paz con Dios, queremos invitarle a que deje de buscar la paz fuera de Jesús, porque con seguridad no la va a encontrar. Confíe en Jesús, entréguele el control de su vida y reconózcale como Señor y Salvador, y entonces usted estará también en paz con Dios, podrá decir que Cristo es su paz, y tendrá esa paz que sobrepasa todo entendimiento para vivir cada día en la tierra. ¡Gracias a Dios por ese regalo hermoso, por la gracia de tener paz con Él! ¡Alabemos siempre al Señor Jesús, al Príncipe de Paz quien obtuvo para nosotros esa perfecta paz por medio de su sacrificio en la cruz!
Pero esa paz solamente fue posible por su Hijo anunciado antes por medio del profeta Isaías: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, PRÍNCIPE DE PAZ.” (Isaías 9:6 énfasis añadido). Dios haciendo la paz con los hombres por medio de Cristo, es por eso que cuando Jesús nació los ángeles en el cielo cantaron “¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” La paz venía al mundo. ¡Cristo es nuestra paz! Es realmente magnífico que Dios quisiera hacer paz con nosotros, y es precioso tener la seguridad de que si estamos en Cristo tenemos paz con Dios, ya que Cristo hizo posible esa paz en la cruz.
Si fue la cruz el precio de nuestra paz: “el castigo de nuestra paz fue sobre él” (Isaías 53:5) “haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.” (Colosenses 1:20). Y es por Cristo, por su obra perfecta en la cruz que podemos también en este mundo disfrutar de esa paz que sobrepasa todo entendimiento, en Jesús hay una paz firme y segura, así como es Él.
Amigo lector, si usted aún no está en paz con Dios, queremos invitarle a que deje de buscar la paz fuera de Jesús, porque con seguridad no la va a encontrar. Confíe en Jesús, entréguele el control de su vida y reconózcale como Señor y Salvador, y entonces usted estará también en paz con Dios, podrá decir que Cristo es su paz, y tendrá esa paz que sobrepasa todo entendimiento para vivir cada día en la tierra. ¡Gracias a Dios por ese regalo hermoso, por la gracia de tener paz con Él! ¡Alabemos siempre al Señor Jesús, al Príncipe de Paz quien obtuvo para nosotros esa perfecta paz por medio de su sacrificio en la cruz!
Poner el contador a cero
¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo
sus manchas?
Jeremías 13:23
(Dios dice:) Yo
deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí,
porque yo te redimí.
Isaías 44:22
Poner el contador
a cero
En la vida de cada uno de nosotros hay episodios de los que no
estamos muy orgullosos, errores de los que nos avergonzamos, y sufrimos por
ello. Tratamos de olvidar aquello que quizá nos carcome por dentro. Lo que
llamamos "complejo de culpabilidad" a veces no es más que la justa
percepción del pecado. ¿Cómo ser liberados de esos remordimientos que nos
acosan? Sabemos muy bien que no podemos borrar nuestras faltas y redimirlas, y
tampoco estamos seguros de poder evitar nuevas faltas. Nadie puede por sí solo
poner a cero el contador de su conciencia. Las faltas y los pecados están
inscritos de forma imborrable, al igual que las manchas del pelaje de un animal.
Nadie puede borrar sus faltas pasadas, ni las de otra persona
(Salmo 49:7), excepto Dios, quien nos dice: "Si vuestros pecados fueren
como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el
carmesí, vendrán a ser como blanca lana" (Isaías 1:18). ¿Cómo puede ser
esto posible? Dios envió a su Hijo Jesucristo, "el cual fue entregado por
nuestras transgresiones (Romanos 4:25). "Llevó él mismo nuestros pecados
(es decir, el castigo que éstos merecían) en su cuerpo sobre el madero" (1
Pedro 2:24). Su sangre derramada y el don de su vida hacen justo al que cree en
él y lo acepta como su Salvador. De este modo pasa a ser un pecador perdonado,
en paz con Dios y consigo mismo. Sus pecados no sólo han sido perdonados, sino
también borrados (Hebreos 9:22). "Bienaventurados aquellos cuyas
iniquidades han sido perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos" (Romanos
4:7)
24/09/2013 Editorial La Buena Semilla, 1166 Perroy (Suiza).
Paul Washer - Arrepentimiento y verdadera profesión de fe
¿Quieres
saber cuál es el precio de tu profesión
de fe en Jesucristo? Tu confesión de fe en Él, ¿qué vale? La respuesta es esta:
¡No vale absolutamente nada!
En Mateo 7:21-23 los hombres que durante su vida llamaban
“Señor” a Jesucristo, vienen a El en aquel día (El día del juicio) y le dicen:
“Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera
demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” Su defensa ante el Señor de
la Gloria son sus propias obras. ¿Crees que un verdadero cristiano, en quien
habita el Espíritu Santo y en quien la luz del Dios Santo la ha mostrado la
depravación de su propio corazón,
presentaría sus “buenas obras” como defensa, para que el Señor lo deje
entrar en el reino de los cielos? La
respuesta del Señor a aquellos hombres es “Apartaos de mi, nunca os conocí” v.
23
En Mateo 7:14 Cuando el Señor habla de que
pocos encuentran la vida eterna, está hablando de aquellos que profesan Su
nombre. Entre aquellos que llaman a Jesús “Señor” pocos encontrarán la vida
eterna. Entonces, Lo que Él está diciendo es: “No todos los que enfáticamente
me declaran Señor, o dicen “Soy cristiano” entrarán en el reino de los cielos”..
“No todo el que dice esto entrará en el reino de los cielos”, lo que es
sinónimo de: “no todo el que dice esto es un cristiano verdadero”. No importa
cuán enfáticamente alguien declare ser cristiano; Esto no se constituye en una
prueba que demuestre que es un verdadero hijo de Dios. En su lugar, veamos
esto: “pero aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo
entrará”. Con esto, debemos aclarar que, el Señor Jesús no está de ninguna manera enseñando una
salvación por obras.. Él no está enseñando que los hombres entrarán en el reino
de los cielos por su habilidad para realizar la voluntad de Dios. Lo que El
está enseñando es simplemente esto: aquellos que han creído verdaderamente, lo
hacen por el poder del Espíritu Santo, por el cual han sido regenerados y
hechos nuevas criaturas. A través de esta obra milagrosa de salvación y el
continuo trabajo del Espíritu Santo en ellos, sus vidas y forma de vivir son
cambiadas. De manera que el verdadero cristiano es cristiano por creer en
Jesús; pero, esto se hace claramente visible, por medio de los cambios que se
manifiestan en su vida. Y esos cambios son marcados por que están de acuerdo, o
son conformes a la voluntad de Dios.
Cuando
alguien no entiende el mensaje del evangelio, es solo por su propia
responsabilidad. ¿Entiendes eso? Eso es muy, muy importante; y está escrito en Romanos 1:18; Aquí leemos: que los hombres
restringen la verdad la esconden, no quieren entenderla, a causa de su
enemistad con Dios y su deseo de vivir libres de Su norma.
Los
hombres, se conocen que son cristianos, por los frutos que dan. Si bien nosotros podemos tener seguridad y una
inmensa alegría desde nuestra conversión, hay una necesidad de buscar fruto
continuo en nuestra vida y en la de todo creyente, porque la evidencia de que
somos discípulos, como descubrimos en Juan 8, es que seguimos en Su palabra y
que damos fruto, de acuerdo al capítulo 15 de Juan, y fruto que permanece.
Así
que, de ninguna manera Jesús está enseñando que la salvación es el resultado de
nuestra habilidad para conformarnos a la voluntad de Dios. Lo que está
enseñando es simplemente esto: un hombre que ha sido verdaderamente convertido,
regenerado por el poder del Espíritu Santo, será una nueva criatura que vivirá
de una forma distinta y se verá la evidencia de la conversión en su vida.
Ahora, revisemos de nuevo algo muy, muy importante. La vida del creyente no está libre de obstáculos en su
crecimiento; en ella siempre habrán altibajos. Habrá lucha contra el pecado,
retrasos, muchos tiempos problemáticos pero, ¿qué garantiza la Biblia para el
verdadero creyente? “Que aquel que comenzó la buena obra la terminará.” Y que
el Padre está constantemente disciplinando a aquellos a quien ama. En todo esto
podemos ver que la salvación no es
simplemente el trabajo del Hijo o del Espíritu, sino también el trabajo del
Padre, especialmente en lo que se refiere a la santificación.
Leemos
en Juan 15:1: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.” Él, el
Padre, es quien cuida la viña. Ahora, miremos lo que Él dice: v.2 “Toda rama
que en mí no da fruto la sacará” ¿Quién la saca? El Padre la saca. Ahora,
¿exactamente dónde las tira Él? V. 6: “El que en mí no permanece, será echado
fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y
arden.” No hay en absoluto tal cosa como un cristiano continuamente carnal o un
cristiano continuamente estéril o un cristiano infructuoso. NO EXISTE.
Todos
dicen; “Conozco a Jesús” eso es maravilloso. ¿Te conoce Él a ti? Todos los
hombres quieren ir al cielo, Sólo que no quieren que Dios esté allá cuando
lleguen. Pero quiero decirte algo, tú no quieres irte a aquel desagradable
infierno antiguo, ¿no es así? Pero acaso estás intentando librarte de este lago
de fuego, con base en tu auto-preservación?
Préndele
fuego a un campo, y cada serpiente venenosa en aquel campo huirá de aquel
fuego, pero cuando huya, aún será una serpiente venenosa. La pregunta no es
¿quieres irte al cielo? O, ¿quieres escaparte del infierno? La pregunta es: ¿Ha
trabajado Dios tanto en tu corazón que tú deseas a Dios? ¿Dios ha trabajado
tanto en tu corazón a través del evangelio que te ha sido predicado que el
pecado que antes amabas, ahora lo odias? La pregunta no es: ¿Quieres irte al
cielo?, porque como te he dicho, todos se quieren ir al cielo. Al diablo le
gustaría volver al cielo, siempre que no tuviera que doblar sus rodillas ante
Dios. ¿Ves que no hay mérito en ti mismo? ¿Y que el único camino a Dios es a
través de la virtud y el mérito de Cristo y lo que Él hizo por ti en aquel
madero?
Ve
corriendo hacia Él olvidando todo, arrepintiéndote, incluso de tus buenas obras ¿a qué me refiero con
arrepentirse de las buenas obras? Sencillamente a abandonar la confianza en tus
propias buenas obras y lanzarte sobre Cristo solamente.
No todo el que confiesa
con su boca “Señor, Señor” será salvo.
https://www.youtube.com/watch?v=-ABQ6RiGv9Q
Cuando lo que Dios hace no tiene sentido.
"Existen tantas otras fuentes de dolor. Estoy consciente de aquellos de entre mis lectores que están sufriendo por razones menos catastróficas, tales como los adultos cuyos padres son alcohólicos, los que han estado demasiado gordos de la infancia, los que fueron objeto de abuso físico o sexual durante los primeros años de sus vidas, y las personas que están ciegas, cuadriplégicas, crónicamente enfermas, etcétera. También me importan las madres solteras que se preguntan cuánto tiempo podrán llevar la carga que está sobre sus hombros. Existen un millón de situaciones diferentes, pero todas ellas conducen a una misma clase de frustración. Y la mayoría de ellas tienen consecuencias teológicas.
A esas personas, que acabo de describir, que han tratado de comprender la providencia de Dios, ¡les traigo palabras de esperanza! No, no puedo brindarles pequeñas soluciones satisfactorias para todas las consecuencias de la vida que nos molestan. Eso no ocurrirá hasta que veamos al Señor cara a cara. Pero él tiene un corazón especialmente compasivo hacia los afligidos y derrotados. El le conoce a usted por su nombre y ha visto cada lágrima que ha derramado. El estaba a su lado en cada ocasión en la que algo malo sucedió en su vida. Y lo que parece ser falta de interés o crueldad de parte de Dios, es un malentendido en el mejor de los casos y una mentira de Satanás en el peor de ellos.
¿Cómo sé que esto es cierto? Porque la Biblia nos lo dice muy enfáticamente. Para empezar, David escribió: "Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu" (Salmo 34:18). ¿No es éste un hermoso versículo? Cuán alentador es saber que la misma presencia del Rey, el Creador de los cielos y la tierra, permanece cerca de los que están heridos y desalentados. Si usted pudiera comprender plenamente cuánto Dios le ama, jamás volvería a sentirse solo. David enfatizó esta idea en el Salmo 103:11: "Tan inmenso es su amor por los que le honran como inmenso es el cielo sobre la tierra" (VP).
Otro de mis pasajes favoritos de la Biblia es Romanos 8:26. en el cual se nos dice que realmente el Espíritu Santo ora por usted y por mí, con tal pasión que el lenguaje humano es inadecuado para describirla. Ese versículo dice: "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles". ¡Qué consuelo nos imparte esta verdad! Hoy mismo, él está orando por usted al Padre, intercediendo por la situación en que se encuentra y describiendo su necesidad. Por lo tanto, ¡qué error más grande es echarle la culpa de nuestros problemas al mejor amigo que tiene la humanidad! A pesar de cualquiera otra conclusión a la que usted llegue, por favor, crea esto que le voy a decir: ¡El no es la fuente de su dolor!
Si usted estuviera sentado frente a mí en este momento tal vez se sentiría movido a preguntarme: "¿Entonces cómo explica usted las tragedias y las aflicciones que han venido a mi vida? ¿Por qué me hizo Dios esto?" Mi respuesta, que ya usted ha leído en páginas anteriores, no es profunda, ¡pero sé que es correcta! ¡Por lo general, Dios no contesta esas preguntas en esta vida! Esto es lo que he tratado de decir. El no nos va a presentar sus planes y propósitos para que le demos nuestra aprobación. Nunca debemos olvidar que él es Dios. El quiere que, como Dios que es, creamos y confiemos en él a pesar de todas las cosas que no entendamos. Es tan sencillo como eso.
Jehová nunca contestó las razonables preguntas que Job le hizo, y él no contestará todas las que usted le haga. Sugiero que todas las personas que han vivido en este mundo, han tenido que enfrentarse con aparentes contradicciones y enigmas; y usted no va a ser la excepción. Si esta explicación no le satisface y no puede aceptarla, entonces usted estará destinado a vivir con una fe débil e inútil, o sin ninguna fe en absoluto. Usted tendrá que construir sus castillos sobre algún otro fundamento. Sin embrago, ése será el desafío más grande de todos con los que tendrá que enfrentarse, porque no existe ningún otro fundamento. Está escrito: "Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican" (Salmo 127:1, LBLA).
Mi consejo más importante es que, si es posible, antes que la crisis ocurra cada uno de nosotros reconozca que nuestra confianza en Dios debe ser independiente de nuestra comprensión. No hay nada malo en que tratemos de comprender, ¡pero no debemos contar con nuestra habilidad para comprender! Tarde o temprano nuestro intelecto nos planteará preguntas que no podemos contestar. En ese momento, seria sabio que recordáramos sus palabras: "Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos" (LBLA). Y nuestra respuesta debe ser; "No se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas 22:42). "
Extraído de Cuando lo que Dios hace no tiene sentido por Dr. James Dobson, Cap. 11 Más allá de la barrera de la traición.
Esto está escrito para los verdaderos hijos de Dios que están pasando por situaciones adversas y que necesitan una luz de esperanza en tormentas que Dios mismo utiliza para cincelarnos para Su gloria.
A esas personas, que acabo de describir, que han tratado de comprender la providencia de Dios, ¡les traigo palabras de esperanza! No, no puedo brindarles pequeñas soluciones satisfactorias para todas las consecuencias de la vida que nos molestan. Eso no ocurrirá hasta que veamos al Señor cara a cara. Pero él tiene un corazón especialmente compasivo hacia los afligidos y derrotados. El le conoce a usted por su nombre y ha visto cada lágrima que ha derramado. El estaba a su lado en cada ocasión en la que algo malo sucedió en su vida. Y lo que parece ser falta de interés o crueldad de parte de Dios, es un malentendido en el mejor de los casos y una mentira de Satanás en el peor de ellos.
¿Cómo sé que esto es cierto? Porque la Biblia nos lo dice muy enfáticamente. Para empezar, David escribió: "Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu" (Salmo 34:18). ¿No es éste un hermoso versículo? Cuán alentador es saber que la misma presencia del Rey, el Creador de los cielos y la tierra, permanece cerca de los que están heridos y desalentados. Si usted pudiera comprender plenamente cuánto Dios le ama, jamás volvería a sentirse solo. David enfatizó esta idea en el Salmo 103:11: "Tan inmenso es su amor por los que le honran como inmenso es el cielo sobre la tierra" (VP).
Otro de mis pasajes favoritos de la Biblia es Romanos 8:26. en el cual se nos dice que realmente el Espíritu Santo ora por usted y por mí, con tal pasión que el lenguaje humano es inadecuado para describirla. Ese versículo dice: "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles". ¡Qué consuelo nos imparte esta verdad! Hoy mismo, él está orando por usted al Padre, intercediendo por la situación en que se encuentra y describiendo su necesidad. Por lo tanto, ¡qué error más grande es echarle la culpa de nuestros problemas al mejor amigo que tiene la humanidad! A pesar de cualquiera otra conclusión a la que usted llegue, por favor, crea esto que le voy a decir: ¡El no es la fuente de su dolor!
Si usted estuviera sentado frente a mí en este momento tal vez se sentiría movido a preguntarme: "¿Entonces cómo explica usted las tragedias y las aflicciones que han venido a mi vida? ¿Por qué me hizo Dios esto?" Mi respuesta, que ya usted ha leído en páginas anteriores, no es profunda, ¡pero sé que es correcta! ¡Por lo general, Dios no contesta esas preguntas en esta vida! Esto es lo que he tratado de decir. El no nos va a presentar sus planes y propósitos para que le demos nuestra aprobación. Nunca debemos olvidar que él es Dios. El quiere que, como Dios que es, creamos y confiemos en él a pesar de todas las cosas que no entendamos. Es tan sencillo como eso.
Jehová nunca contestó las razonables preguntas que Job le hizo, y él no contestará todas las que usted le haga. Sugiero que todas las personas que han vivido en este mundo, han tenido que enfrentarse con aparentes contradicciones y enigmas; y usted no va a ser la excepción. Si esta explicación no le satisface y no puede aceptarla, entonces usted estará destinado a vivir con una fe débil e inútil, o sin ninguna fe en absoluto. Usted tendrá que construir sus castillos sobre algún otro fundamento. Sin embrago, ése será el desafío más grande de todos con los que tendrá que enfrentarse, porque no existe ningún otro fundamento. Está escrito: "Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican" (Salmo 127:1, LBLA).
Mi consejo más importante es que, si es posible, antes que la crisis ocurra cada uno de nosotros reconozca que nuestra confianza en Dios debe ser independiente de nuestra comprensión. No hay nada malo en que tratemos de comprender, ¡pero no debemos contar con nuestra habilidad para comprender! Tarde o temprano nuestro intelecto nos planteará preguntas que no podemos contestar. En ese momento, seria sabio que recordáramos sus palabras: "Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos" (LBLA). Y nuestra respuesta debe ser; "No se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas 22:42). "
Extraído de Cuando lo que Dios hace no tiene sentido por Dr. James Dobson, Cap. 11 Más allá de la barrera de la traición.
Esto está escrito para los verdaderos hijos de Dios que están pasando por situaciones adversas y que necesitan una luz de esperanza en tormentas que Dios mismo utiliza para cincelarnos para Su gloria.
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