¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo
sus manchas?
Jeremías 13:23
(Dios dice:) Yo
deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí,
porque yo te redimí.
Isaías 44:22
Poner el contador
a cero
En la vida de cada uno de nosotros hay episodios de los que no
estamos muy orgullosos, errores de los que nos avergonzamos, y sufrimos por
ello. Tratamos de olvidar aquello que quizá nos carcome por dentro. Lo que
llamamos "complejo de culpabilidad" a veces no es más que la justa
percepción del pecado. ¿Cómo ser liberados de esos remordimientos que nos
acosan? Sabemos muy bien que no podemos borrar nuestras faltas y redimirlas, y
tampoco estamos seguros de poder evitar nuevas faltas. Nadie puede por sí solo
poner a cero el contador de su conciencia. Las faltas y los pecados están
inscritos de forma imborrable, al igual que las manchas del pelaje de un animal.
Nadie puede borrar sus faltas pasadas, ni las de otra persona
(Salmo 49:7), excepto Dios, quien nos dice: "Si vuestros pecados fueren
como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el
carmesí, vendrán a ser como blanca lana" (Isaías 1:18). ¿Cómo puede ser
esto posible? Dios envió a su Hijo Jesucristo, "el cual fue entregado por
nuestras transgresiones (Romanos 4:25). "Llevó él mismo nuestros pecados
(es decir, el castigo que éstos merecían) en su cuerpo sobre el madero" (1
Pedro 2:24). Su sangre derramada y el don de su vida hacen justo al que cree en
él y lo acepta como su Salvador. De este modo pasa a ser un pecador perdonado,
en paz con Dios y consigo mismo. Sus pecados no sólo han sido perdonados, sino
también borrados (Hebreos 9:22). "Bienaventurados aquellos cuyas
iniquidades han sido perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos" (Romanos
4:7)
24/09/2013 Editorial La Buena Semilla, 1166 Perroy (Suiza).
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