El Hogar Cristiano "INTRODUCCION" continuación
La familia Cristiana
La familia Cristiana, en la cual uno o ambos esposos pertenecen al Señor, es infinitamente mas que un bendito refugio contra el mal. Es un sagrado refugio donde Dios y el Señor Jesucristo son reconocidos y donde el Espíritu dirige, donde la palabra brilla como la lámpara de la casa y donde el evangelio, continuamente considerado, señala el camino al cielo a todos los que allí viven.
Alguien dijo: "Es el centro de dulces afectos donde el corazón, instruido en los vínculos que Dios mismo ha formado (Esposos, Padres-Hijos, Hermanos); al gozar de estos afectos, se ve preservado de las pasiones y de la voluntad propia. en este ambiente, si se cultiva, existe un poder, que a pesar del pecado y del desorden, despierta la conciencia y activa el corazón, guardándolo el mal y de la influencia directa de satanás.
A pesar del pecado que ha entrado en el mundo, si el Señor Jesús ocupa el primer lugar en las relaciones familiares, esto permite que la naturaleza y la vida divina se manifiesten con poder y que las virtudes de Cristo como la mansedumbre, ternura, ayuda mutua y abnegación, sean tan reales que se puedan vivir con una mayor profundidad, que la que pudieron llegar a experimentar Adán y Eva en el eden, en su estado de inocencia. (Génesis 2:7-15).
En el hogar Cristiano se identifican las siguientes características:
- El Señor Jesús tiene la preeminencia. (Colosenses 1:18)
- Cada miembro de la familia vive y obra conforme el propósito y la voluntad de Dios.
- El amor de Dios, que ha sido derramado en los corazones, abunda y gobierna. (Romanos 5:8)
- La palabra de Dios es leída y obedecida. (Santiago 1:22-25)
- La oración y la alabanza son parte del día a día. (1 Tesalonicenses 5:17; Efesios 5:19)
Cuando todo alrededor esté en tinieblas, cada verdadero hogar cristiano refleja algo de aquel hogar celestial hacia el cual estamos viajando, la Casa del Padre.
Continuará...
Príncipe de Paz
Paz, muchas personas buscan paz, las
naciones buscan paz, y buscan siempre en los lugares equivocados pues el mundo
nunca puede ofrecer una paz verdadera, Jesús dijo: “La paz os dejo, mi paz os
doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga
miedo.” (Juan 14:27) Si ahí está la fuente, dice también en Efesios 2:14 “Él es
nuestra paz.” Y luego de resucitar Cristo dijo a sus discípulos: “Paz a
vosotros.” (Juan 20:19) Ésta es una paz que vino del cielo a la tierra, no de
nosotros hacia Dios sino de Dios hacia nosotros, Dios, el Santo, el Justo el
Creador quiso hacer paz con nosotros.
Pero esa paz solamente fue posible por su Hijo anunciado antes por medio del profeta Isaías: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, PRÍNCIPE DE PAZ.” (Isaías 9:6 énfasis añadido). Dios haciendo la paz con los hombres por medio de Cristo, es por eso que cuando Jesús nació los ángeles en el cielo cantaron “¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” La paz venía al mundo. ¡Cristo es nuestra paz! Es realmente magnífico que Dios quisiera hacer paz con nosotros, y es precioso tener la seguridad de que si estamos en Cristo tenemos paz con Dios, ya que Cristo hizo posible esa paz en la cruz.
Si fue la cruz el precio de nuestra paz: “el castigo de nuestra paz fue sobre él” (Isaías 53:5) “haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.” (Colosenses 1:20). Y es por Cristo, por su obra perfecta en la cruz que podemos también en este mundo disfrutar de esa paz que sobrepasa todo entendimiento, en Jesús hay una paz firme y segura, así como es Él.
Amigo lector, si usted aún no está en paz con Dios, queremos invitarle a que deje de buscar la paz fuera de Jesús, porque con seguridad no la va a encontrar. Confíe en Jesús, entréguele el control de su vida y reconózcale como Señor y Salvador, y entonces usted estará también en paz con Dios, podrá decir que Cristo es su paz, y tendrá esa paz que sobrepasa todo entendimiento para vivir cada día en la tierra. ¡Gracias a Dios por ese regalo hermoso, por la gracia de tener paz con Él! ¡Alabemos siempre al Señor Jesús, al Príncipe de Paz quien obtuvo para nosotros esa perfecta paz por medio de su sacrificio en la cruz!
Pero esa paz solamente fue posible por su Hijo anunciado antes por medio del profeta Isaías: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, PRÍNCIPE DE PAZ.” (Isaías 9:6 énfasis añadido). Dios haciendo la paz con los hombres por medio de Cristo, es por eso que cuando Jesús nació los ángeles en el cielo cantaron “¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” La paz venía al mundo. ¡Cristo es nuestra paz! Es realmente magnífico que Dios quisiera hacer paz con nosotros, y es precioso tener la seguridad de que si estamos en Cristo tenemos paz con Dios, ya que Cristo hizo posible esa paz en la cruz.
Si fue la cruz el precio de nuestra paz: “el castigo de nuestra paz fue sobre él” (Isaías 53:5) “haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.” (Colosenses 1:20). Y es por Cristo, por su obra perfecta en la cruz que podemos también en este mundo disfrutar de esa paz que sobrepasa todo entendimiento, en Jesús hay una paz firme y segura, así como es Él.
Amigo lector, si usted aún no está en paz con Dios, queremos invitarle a que deje de buscar la paz fuera de Jesús, porque con seguridad no la va a encontrar. Confíe en Jesús, entréguele el control de su vida y reconózcale como Señor y Salvador, y entonces usted estará también en paz con Dios, podrá decir que Cristo es su paz, y tendrá esa paz que sobrepasa todo entendimiento para vivir cada día en la tierra. ¡Gracias a Dios por ese regalo hermoso, por la gracia de tener paz con Él! ¡Alabemos siempre al Señor Jesús, al Príncipe de Paz quien obtuvo para nosotros esa perfecta paz por medio de su sacrificio en la cruz!
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