"Existen tantas otras fuentes de dolor. Estoy consciente de aquellos de entre mis lectores que están sufriendo por razones menos catastróficas, tales como los adultos cuyos padres son alcohólicos, los que han estado demasiado gordos de la infancia, los que fueron objeto de abuso físico o sexual durante los primeros años de sus vidas, y las personas que están ciegas, cuadriplégicas, crónicamente enfermas, etcétera. También me importan las madres solteras que se preguntan cuánto tiempo podrán llevar la carga que está sobre sus hombros. Existen un millón de situaciones diferentes, pero todas ellas conducen a una misma clase de frustración. Y la mayoría de ellas tienen consecuencias teológicas.
A esas personas, que acabo de describir, que han tratado de comprender la providencia de Dios, ¡les traigo palabras de esperanza! No, no puedo brindarles pequeñas soluciones satisfactorias para todas las consecuencias de la vida que nos molestan. Eso no ocurrirá hasta que veamos al Señor cara a cara. Pero él tiene un corazón especialmente compasivo hacia los afligidos y derrotados. El le conoce a usted por su nombre y ha visto cada lágrima que ha derramado. El estaba a su lado en cada ocasión en la que algo malo sucedió en su vida. Y lo que parece ser falta de interés o crueldad de parte de Dios, es un malentendido en el mejor de los casos y una mentira de Satanás en el peor de ellos.
¿Cómo sé que esto es cierto? Porque la Biblia nos lo dice muy enfáticamente. Para empezar, David escribió: "Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu" (Salmo 34:18). ¿No es éste un hermoso versículo? Cuán alentador es saber que la misma presencia del Rey, el Creador de los cielos y la tierra, permanece cerca de los que están heridos y desalentados. Si usted pudiera comprender plenamente cuánto Dios le ama, jamás volvería a sentirse solo. David enfatizó esta idea en el Salmo 103:11: "Tan inmenso es su amor por los que le honran como inmenso es el cielo sobre la tierra" (VP).
Otro de mis pasajes favoritos de la Biblia es Romanos 8:26. en el cual se nos dice que realmente el Espíritu Santo ora por usted y por mí, con tal pasión que el lenguaje humano es inadecuado para describirla. Ese versículo dice: "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles". ¡Qué consuelo nos imparte esta verdad! Hoy mismo, él está orando por usted al Padre, intercediendo por la situación en que se encuentra y describiendo su necesidad. Por lo tanto, ¡qué error más grande es echarle la culpa de nuestros problemas al mejor amigo que tiene la humanidad! A pesar de cualquiera otra conclusión a la que usted llegue, por favor, crea esto que le voy a decir: ¡El no es la fuente de su dolor!
Si usted estuviera sentado frente a mí en este momento tal vez se sentiría movido a preguntarme: "¿Entonces cómo explica usted las tragedias y las aflicciones que han venido a mi vida? ¿Por qué me hizo Dios esto?" Mi respuesta, que ya usted ha leído en páginas anteriores, no es profunda, ¡pero sé que es correcta! ¡Por lo general, Dios no contesta esas preguntas en esta vida! Esto es lo que he tratado de decir. El no nos va a presentar sus planes y propósitos para que le demos nuestra aprobación. Nunca debemos olvidar que él es Dios. El quiere que, como Dios que es, creamos y confiemos en él a pesar de todas las cosas que no entendamos. Es tan sencillo como eso.
Jehová nunca contestó las razonables preguntas que Job le hizo, y él no contestará todas las que usted le haga. Sugiero que todas las personas que han vivido en este mundo, han tenido que enfrentarse con aparentes contradicciones y enigmas; y usted no va a ser la excepción. Si esta explicación no le satisface y no puede aceptarla, entonces usted estará destinado a vivir con una fe débil e inútil, o sin ninguna fe en absoluto. Usted tendrá que construir sus castillos sobre algún otro fundamento. Sin embrago, ése será el desafío más grande de todos con los que tendrá que enfrentarse, porque no existe ningún otro fundamento. Está escrito: "Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican" (Salmo 127:1, LBLA).
Mi consejo más importante es que, si es posible, antes que la crisis ocurra cada uno de nosotros reconozca que nuestra confianza en Dios debe ser independiente de nuestra comprensión. No hay nada malo en que tratemos de comprender, ¡pero no debemos contar con nuestra habilidad para comprender! Tarde o temprano nuestro intelecto nos planteará preguntas que no podemos contestar. En ese momento, seria sabio que recordáramos sus palabras: "Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos" (LBLA). Y nuestra respuesta debe ser; "No se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas 22:42). "
Extraído de Cuando lo que Dios hace no tiene sentido por Dr. James Dobson, Cap. 11 Más allá de la barrera de la traición.
Esto está escrito para los verdaderos hijos de Dios que están pasando por situaciones adversas y que necesitan una luz de esperanza en tormentas que Dios mismo utiliza para cincelarnos para Su gloria.